lunes, 14 de mayo de 2007

Entrelazados

¡Me tienes harta! Jamás pensé que un año juntos bastaría para odiarte. Y cómo pensarlo si al principio todo era diversión y alegría. Lo más grave del asunto es que a pesar de lo que siento, no te imagino alejado de mi. Te has convertido en una parte importante de mi vida y sé que – por mucho que me duela aceptarlo – dependo de ti. ¡Qué locura! Yo que me consideraba una persona libre, independiente, con tu llegada acabaste de tajo con esa imagen.

En ocasiones quisiera no mirarte, pero cada intento es en vano: mis ojos, como moscas a la miel, acaban buscándote. Ignorarte sería lo mejor, pero por más que me esfuerzo no lo consigo. Empiezo a creer que lo disfrutas, verme desesperada sabiendo que no te podría abandonar. ¿No te das cuenta de lo cruel que eres? ¿De lo que sufro cuando no te tengo cerca? A veces me pregunto en qué momento me perdí, en qué momento permití que hicieras de mi una persona frágil. Si tan siquiera alguien me lo hubiera advertido, seguramente las cosas serían diferentes.

Pero bueno, aunque el daño está hecho, estoy a punto de acabar con este suplicio. Y es que a pesar de que no todo ha sido malo, me inquieta saberme atrapada, unida a ti de esta forma irracional. Por eso, esta vez sí es la definitiva. Esta vez ya no correré hacia donde estás y no me angustiará escuchar tus incesantes llamados. De ahora en adelante, las cosas cambiarán, eso te lo puedo asegurar. Recuperaré mi sueño, afectado por tu presencia, pondré mayor atención a los míos, y sin duda, ahorraré ese dinero que religiosamente he invertido en ti cada mes.

En fin, dejaré de atenderte, ignorando mi necesidad. Sé que no será algo fácil pero lo lograré. Aprenderé a disfrutar la vida sin esta enfermiza situación, porque después de todo, mi mundo debe ser sin ataduras, sin infinitas esperas, sin voces extrañas, en resumen, deberá encontrar su camino alejado de vos: mi querido celular.

2 comentarios:

Licery dijo...

Si, es una verdad universal, la mayoría de la gente(no sé porqué) pero no podemos vivir sin el celular, como si toda la vida hubiesemos tenido celular y lo peor de todo es ala hora de elegir un nuevo celular, siempre queremos el más moderno, casi casi que también haga de comer, es una locura...... pero si encuentras la forma de vivir sin celular me gustaría que la compartieras jajajaj

Saludos

Mary Carmen dijo...

Hola Licery!!! qué más quisiera descubrir cómo vivir sin el celular. Y es que no hace mucho la mayoría podíamos prescindir de él y ahora es imposible imaginarnos sin ese compañerito. Pero bueno, sólo espero que nuestras relaciones con estos aparatos sean lo más cordiales posible y no llegar a sufrir (tanto) por ellos!!!! Saludos y gracias por tu comentario!!!