lunes, 20 de agosto de 2007

Aguas con los deseos

No recuerdo con exactitud cuando fue el día que la escuché. Es más, hasta cabe la posibilidad de que simplemente la haya leído. Lo que sí sé es que ha sido una frase que me ha marcado y que ha resultado ser tan cierta como el decir que el cielo es azul.
La frase, que además de querer compartirla y que, en esta ocasión es motivo de la siguiente reflexión, va más o menos así: “Ten cuidado con lo que deseas porque se te puede cumplir”.

Seguramente más de uno sabe de ella y también con seguridad más de uno se ha sorprendido por su cabal cumplimiento. En mi caso, quiero pensar que cuando formulo un deseo, es tal mi entusiasmo por realizarlo, que al final, llega a cumplirse.

Pueden pasar horas, días, meses o años pero siempre ocurre aquello que anhelé. Eso es un hecho. Y como afortunadamente soy una persona paciente, la espera no me produce molestia, al contrario, es una forma de mantenerme alerta para no dejar pasar el momento.

Las ventajas de esta máxima son muchas, ya que sabes que si deseas algo, se cumplirá. El problema radica en que a veces los deseos no son tan positivos y de ahí la precaución. Ya que si por algún motivo se llega a desear un mal, es muy probable que se cumpla y la conciencia – si es que la hay – no nos dejará en paz.

En fin, en mi experiencia puedo decir que la frase en cuestión encierra una verdad total. A ciencia cierta ignoro las causas o si hay una explicación más científica pero lo que sí me ha quedado claro es que aún tratándose de un deseo más vale pensarlo con detenimiento para evitar “sorpresas” que puedan cambiar en un instante todo nuestro proyecto de vida.

1 comentario:

José Luis dijo...

Precísamente por eso siempre hay que pensar positivamente y tratar de anhelar aquello que te satisfaga; muy cierto tu comentario, tarde o temprano terminara por cumplirse tu más remoto deseo. Esperemos pues lo mejor del mundo para nosotros y nuestros seres querídos, de los demás ya se ocupara su destino.