jueves, 8 de noviembre de 2007

Cuatro x Tres

I

Suelo pensar una vez y otra vez sobre mi forma de ser. No es que no me agrade, si no que estoy segura que puedo cambiar algunas cosas. A lo mejor es la edad la que me ha llevado a rebelarme, o a lo mejor es este exceso de tiempo libre y es que cuando tu mente está ocupada en actividades del trabajo, de la escuela o en otras más, prácticamente es nulo que pienses en cómo eres o cómo te gustaría ser. Sin duda las razones podrían ser múltiples pero lo que importa es que cada vez más, suelo pensar sobre mi forma de ser...

II

Ayer tuve el valor de decir adiós. Hace mucho que lo venía pensando pero no me atrevía. Ese lazo de amistad, amor, compañerismo, dependencia, era más grande de lo que pensaba. Hasta hace unas horas, en mi mente sólo figuraba ese deseo de libertad. Ya no podía más. Tal vez en el fondo, seguía creyendo que volverían los momentos pasados donde todo era alegría y felicidad. Y al paso del tiempo, aquello no volvía, por el contrario se convertía en un recuerdo cada vez más lejano e inaccesible. Finalmente, después de años, meses, días, horas me atreví a decir adiós y sólo espero que haya sido la mejor decisión...

III

Sé que los tiempos han cambiado. Las formas son distintas, en todos los aspectos. Incluso esos cambios han modificado nuestra forma de relacionarnos con los demás, ahora es tan normal encender una computadora y platicar con tus amigos, a través de un programa. O hasta conocer gente de otros continentes es posible también con un ordenador – como dirían nuestros hermanos españoles-. Sin duda, estos nuevos modos no sólo afectan nuestra forma de ver la vida, ya que todo se vuelve más sencillo, sino que nos puede hacer creer lo que no es. A todo esto me pregunto, ¿será sólo la envoltura la que ha sufrido cambios o también el fondo, la esencia se ha trastocado? Y algo más ¿Qué tan difícil sería regresar a aquellos días en los que salías con tus cuates y escuchabas de viva voz y frente a frente sus alegrías y tristezas?

Pilón

A veces creo que vamos hacia un negro futuro; con tantos problemas y de todo tipo, lo único que puedo llegar a ver es un panorama aterrador. Lo más curioso es que cuando en esto pienso, mi mente – demasiado prudente diría yo – hace girar mi mundo, y me presenta otro escenario, uno en donde los problemas no existen y la vida es perfecta. Y es ahí donde justamente me quedo, es ahí donde prefiero estar aunque sé que el sueño dura exactamente lo que me lleva a pensar que vamos hacia un negro futuro.

viernes, 2 de noviembre de 2007