martes, 7 de abril de 2009

Marías en Sirenas


Aún, en este tiempo de cambios, crisis y globalización, llegué a pensar que algunas de las tradiciones mexicanas serían inmunes a las mutaciones. ¡Qué ingenuidad la mía! Y es que por ocultas que parezcan las cosas, la transformación es inevitable. Así nosotros… buscamos refugiarnos en lo más recóndito de nuestros pensamientos, creyendo que todo será igual, cuando la realidad es otra. Cambiamos sin darnos cuenta, cambiamos sin querer… de repente ya somos distintos sin advertencia previa. ¿Será mejor así? ¿Sufrir modificaciones que permitan adaptarnos a lo actual y sin notarlo? ¿O quizá sea preferible anticiparnos a los cambios, lo que supondría planearlos y llevarlos a cabo con total conciencia? No lo sé… de lo que sí estoy segura es que cualquiera que sea la mutación, hay que asimilarla y aceptarla, con todo lo que esto implica. Al principio es difícil, pero con el tiempo nos vamos ajustando. El chiste es no desesperar, total, la alteración ya existe y negarla sería algo inútil.

Esto ha sucedido con algo de lo que comenté al principio, con una tradición mexicana que por años se mantuvo intacta pero ahora es presa de la época. Me refiero a las Marías, sí esas pequeñas muñecas de trapo que orgullosamente portan sus trenzas y sonrisas plenas. Cabello negro y colores vivos en su ropa, son la atracción de extranjeros que no pueden dejar el país sin llevar su pequeño souvenir. Pues bien, ahora las Marías, nuestras Marías, se han convertido en sirenas también con grandes sonrisas pero ahora con una cola larga de pescado propia de una reina del mar. ¿Qué pudo haber hecho que una María decidiera convertirse en sirena? ¿Acaso le da más reconocimiento venderse como un ser mítico y no como una figura del México real? ¿Han dejado de ser nuestros personajes atractivos y por eso hay que inventar otros que alimenten la imaginación de los visitantes? ¿A que le teme María con esa transformación? O más bien, ¿a que le teme si no se transforma?


En lo particular, aplaudo la idea de crear otras muñecas, sobre todo ahora que se debe competir comercialmente con mayor agresividad. Sin embargo, no deja de sentirse un tanto de nostalgia por aquello que está por perderse; quizá la María seguirá siendo tal y como es, o tal vez la Sirena sea el inicio de una serie de personajes fantásticos que veremos volar en caballos alados. Cualquiera que sea el desenlace, no hay duda que el cambio está en todas partes y así como la María o como la Sirena, el enfoque que le brindemos será el reto, ya sea como un doloroso final o como el comienzo de una singular historia... ¿Piensas igual?